Musiquita de Ambiente.XD

Heey!=)

Que tal? Pues para empezar, nos presentamos:
Irene (Pam) escribe desde hace mucho, y cuando caimos juntas en el insti en primero, pues me metio en este mundo a mi, Claudia (Bimbo). Desde entonces, las dos nos recomendamos y corregimos mutuamente. En este blog, nos hemos propuesto escribir una especie de mini-historias. Pero no son muy normales. Ademas, cada una ira escribiendo las suyas con un requisito: en todas las mini-historias tiene que aparecer la palabra '' Pan Bimbo''. Espero que os gusten y que encontreis la palabra.xD
Por cierto! De vez en cuando, el ''y'' de Pam ''y'' Bimbo, va a ser Lorena, otra amiga.XD
LAS CABEZAS!!XD

miércoles, 1 de septiembre de 2010

2. Caperucita Roja y el Lobo Feroz.

Érase una vez… No, así no.

Había una vez… Qué va. Así tampoco.

Bah, es lo mismo…

En una pequeña ciudad, de cuyo nombre no me interesa, por mi bien, acordarme, en una pequeña pastelería de la que salía ricos olores por la chimenea, vivía una jovencita y su abuela.

La abuela, una empedernida anciana con ganas de marcha pero sin ánimos para hacer el trabajo sucio, tenía en su poder una enorme guía con las mejores recetas conocidas en el Mundo Mundial. Su apodo entre colegas era Abuela. En la actualidad ejercía como cabecilla de la sanguinaria banda callejera “ochenteros del Infierno”. Adoraba los deportes de riesgo, drogas, sexo, siestas y vacaciones con el inserso. En realidad era dulce y optimista, aunque cueste imaginar.

La niña, de 15 o 16 años de edad, se hacía llamar Caperu por el lacito rojo que siempre coronaba su cabeza que recordaba a la capucha de Caperucita Roja.
Caperu era una niña muy dulce… y tonta.

Siempre estaba gritando y se volvía loca incluso con las hormigas. Le daban algo parecido a espasmos. Y por esa razón, la gran mayoría de veces, la gente de su entorno huía de ella. Por su bien, ya sea dicho, pues era peligroso estar a menos de un metro de distancia a la redonda.

Cierto día, (¿hace falta mencionar que no tenía amigos? No creo.) Caperu salió de la casa de su abuela feliz y contenta, con la cesta repleta de cordiales y bocadillos de Pam Bimbo. Ya que su abuelita había tenido que irse de viaje por sus asuntillos con la justicia.
Estaba segura de que hoy, definitivamente, se declararía a su amor platónico: Lorem.

Lorem era Cazador y miembro del club de disciplina. No era lo que se dice, agraciado, pero tal vez fuese eso lo que le hacía atrayente para Caperu.

Mientras Caperu pensaba qué seria lo que le diría para romper el hielo, apareció James, un macarra heavy-metalero, alto, moreno, musculoso, de cabello oscuro desordenado. El típico bravucón que solía intentar sobornar a Caperu.

A James le brillaron los ojos cuando vio a Caperu dando brinquitos por en medio de la carretera.

- Ey, Caperu. ¿Qué llevas en la cesta?- Se acerco a ella y le cogió del hombro.

- Nada.- le respondió Caperu decidida. Pensó que si le da algo la dejará en paz, pero no confía en él.

- Venga… Caperu, anda, no seas mala que tengo hambre. - enseña su feroz dentadura-. Y ya sabes como me gustan los bocatas de Pam Bimbo con nocilla… –claro que lo sabe, cómo que la semana pasada le mango dos cajas. A Caperu le da penita y decide abrir la cesta para enseñárselo.

- ¿Ves? Son cordiales y bocadillitos de Pam Bimbo.- Enarca una ceja.- ¿Contento?

- ¿Me das uno?- Ruega. Pero Caperu es tonta, aunque no tanto.

- Ni hablar. La Navidad se acerca y tengo que llevarlos al pueblo.

- Sólo uno…- Intenta sobornarla metiendo la zarpa en la cesta.

- ¡Qué no, te he dicho! –Caperu intenta revolverse para evitarlo. James la rodeó con un brazo la cintura para que no se le escapara.

James intenta meter la zarpa de nuevo en la cesta pero de golpe se oye un enorme estruendo. Los dos se giran y ahí está Lorem, el cazador, justo a tiempo.

Caperu aprovechó para escurrirse lejos de los brazos de James.

Lorem se acercó sonriendo a Caperu y cuando está a su lado, mete la mano en la cesta, saca un pequeño bocadillo de Pam Bimbo con sobrasada y se lo mete a la boca. Caperu está tan embobaliconada que ni siquiera se percató. James la miró con odio. Luego con más odio aun a la escopeta humeante que blandía en la mano.

- Venga, James. Lárgate ahora y estaremos en paz ¿eh?- Le toca el hombro pero James se lo sacudió.- Venga viejo amigo.

James lo ignoró aun cableadísimo. -¿Qué haces con ese trasto? –le gritó señalando el arma.

-Ah, es que vengó del coto de caza. Van a levantar la veda y he estado practicando un poco. ¡Cazamos un lobo negro, ya casi no quedan! Me han dicho que nuestra reserva es la última, es un orgullo haberle dado caza –dijo hinchando el pecho para demostrar su orgullo.

James rechina los dientes.
-No podéis hacer eso –Caperu retrocedió un paso asustada. James daba muchísimo miedo, pensó conteniendo la respiración. Él era peligroso.

-Claro que podemos, acabamos de hacerlo. ¿Quieres que te cace uno para la cocina?

James respondió con otra mirada de odio y una mueca de repugnancia. Miro una vez más a Caperu que revuelve su cesta alarmada por que le falta un bocadillo de Pam Bimbo. Luego, ella lo mira y, como es tan ingenua, piensa que ha sido James el que se lo ha comido. Pone pucheros y James se marcha.

Caperu se queda mirando como James desaparece entre los árboles hasta quedar fuera de su vista. Él es peligroso, se recuerda, es peligroso estar cerca de él. Sólo hay que ver cómo se ha puesto hace un momento.

- ¿Qué tal con James?- le pregunta Loret sin venir a cuento.

Caperu lo mira frunciendo el ceño. ¿A qué viene eso? Su cerebro no va muy rápido que digamos.

-Es un bruto, un idiota, un bravucón, un…–empezó ha enfadarse cada vez más con cada palabra.

- Me hago a la idea…- Dice encogiéndose de hombros. Vuelve a quedarse callado como pensando en algo.- ¿Por qué no te pasas esta tarde por la perrera? Puedes traerte los bocadillos de Pam Bimbo con nocilla, si quieres.

-¡Claro!- Dice emocionada.

Con la emoción se le olvido por completo que había salido a hacer una entrega y salió disparada hacia su casa. La espera hasta la tarde se le hizo interminable.

Como había prometido, Caperu se encaminaba hacia la perrera con una montaña de bocadillos de Pam Bimbo en una cestita de mimbre. No se lo podía creer, iba a estar toda una tarde juntos. ¡Era una cita! ¿Verdad?
Llamó a la puerta tres veces.

-Ya va –se oyó detrás de la puerta.

Estaba nerviosísima, ¿y si la fastidiaba? ¿Y si se equivocaba y esto no era una cita? ¿Y si a él no le gustaba en ese sentido? Porque se suponía que le gustaba, ¿no?
La puerta se abrió y… Oh, no.

-Tú –dijo James mirándola con odio.

Caperu se quedó de piedra.

¿Qué hacia él aquí? ¿Y por qué llevaba un tierno cachorro entre las manos?

Por una vez en su vida el cerebro le funcionó a toda velocidad trabajando en mil y una conspiraciones posibles: -¿¡Qué vas a hacerle!? ¡Monstruo! –se puso a chillar. – ¡Por el amor de dios, solo es un cachorro, déjale vivir! ¡El no te ha hecho nada!

-¿Qué? –la miró de piedra.

-Sabía que eras una mala persona –las lágrimas se le estaban acumulando en los ojos- ¿¡pero esto!? ¡Déjale vivir! –intentó quitárselo de las manos.

-¡Quita, vas a hacerle daño! –le gritó a Caperu empujándola, pero ella no se dio por vencida.

-¡Mejor conmigo que contigo, maltratador de perros!

Se paro en seco y Caperu aprovechó para quitarle al perrillo.

-Maltratador de… ¿¡De qué estás hablando, chalada!?

-No intentes engañarme, seguro que ibas a hacerle una monstruosidad a este pobre animalillo. ¿Qué pensabas hacerle, tirarlo a las vías del tren? –conociéndole, seguro que algo todavía peor.

-Iba a bañarlo, loca.

-¿¡En acido sulfúrico!?

-…No, en agua.

¡Oh, no iba a hervirlo y comérselo!

-Mira, loca, no sé qué te estarás imaginando pero no es nada de eso -¿seguro?-, trabajo aquí, ¿vale? Y como le hagas un solo rasguño al chucho lo lamentaras toda tu vida, ¿entendido?

Tragué saliva. ¿Por qué tenía que dar tanto miedo?

-¿Tra…trabajas aquí? -¿me vuelve a tomar el pelo?

-Sí, ¿algún problema?

-Que no me lo creo. – Apostilló Caperu.

-¡Haz lo que te de la gana, pero deja en paz al pobre perro!

-¿Y cómo sé que no me mientes y que en realidad no quieres comértelo?

Rechinó los dientes, la cogió de la muñeca y la metió dentro. ¡Va a darme una paliza! Pensó Caperu.

-Nikki, ¿podrías explicarle a esta chica lo que hago aquí?

La chica del mostrador pareció sorprendida pero respondió gustosamente:

-Claro, James nos ayuda siempre que puede. En realidad pasa más tiempo aquí que algunos de nuestros empleados –se rió muy dulce-. Los animalillos le adoran. Es un cielo, no sé qué haríamos sin él.

La recepcionista parecía muy convincente, pero… ¿cómo iba ser James un cielo?

-¿Ya?

-Um… ¿Está Lorem?- Preguntó curiosa Caperu.

-No, él no viene aquí, ¿por? –parecía un poco molesto por hablar de él.

-Venía a ayudarle con los perritos… -empezó a decir.
-¡Oh, vienes a ayudar! –Saltó la chica de recepción- Eso siempre viene bien, estamos tan atareados, se agradece cualquier ayudita por pequeña que sea, ¿por qué no ayudas a James? El te explicará lo que tienes que hacer.

-Eh, bueno…

-De acuerdo, vamos –tiró de la mano que aun me sujetaba.

Atravesó una puerta arrastrándola.
Todo estaba muy oscuro y no podía ver nada. El pasillo era estrecho y tropezaba constantemente.
Cuando sus ojos empezaron a acostumbrarse a la oscuridad distinguió que lo que formaban el pasillo eran… ¿¡jaulas!?

-¿A dónde me llevas?

-A un sitio –más claro agua.

-¿Qué sitio? –hizo un esfuerzo terrible para que no le temblara la voz.

-Uno -¡conferenciante profesional, ese es tu futuro, James!

¿Iba a llevarla a su guarida secreta? ¿Y allí que le haría? ¿La torturaría, se vengaría de ella?

Abrió otra puerta. La repentina luminosidad la dejó ciega por un momento.
Entonces oyó ladridos.
Abrió los ojos. Había un montón de perritos monísimos y adorables que corrían a sus pies para saludarla dando saltitos.

-¡Son preciosos! ¡Que cucos! ¡Si hasta hay uno que me sonríe! –dijo mirando a un perrillo de metro y medió sin una oreja que le sonreía de oreja a oreja. Tenía los ojitos de color rojo, súper bonitos, su color favorito, y le salían burbujitas de la boca. Caperu no entendía como a la gente no le podía gustar aquella raza de animales tan monosos llamados Rabia. A ella le encantaba. (LL)

El perrillo Rabia se lanzó contra ella tirándola al suelo de culo e inmovilizándola contra el suelo de tierra.

-¡Mira, quiere abrazarme, le gusto! –grito mientras le daba torpes besos con los dientes.

-¡¡¡Loca, está intentando arrancarte la cabeza!!!

Caperu murió decapitada y feliz de haber gustado al perrillo.
Fin.
Ni de coña, para desgracia de todos, Caperu sólo necesito ochenta y dos puntos y una vacuna para la rabia y volvió a estar en la calle comiendo hormigas. James debió dejar que el perrillo la amará a su manera. Ah, ¿no lo he dicho? Fue James quien la salvó y la llevó al hospital, incluso se quedo con ella hasta que pudo ir a casa (la abuela sigue desaparecida de la justicia). Esto hizo que Caperu se replanteara todo lo seriamente que fue capaz la imagen que tenía sobre James.

James y ella se reúnen a menudo desde ese día para cuidar de los animalitos (se nota que le gustó su primer contacto). Una de esas veces, Caperu se quedó observándolo mientras comía un Pam Bimbo con pipas como lavaba a un cachorro de Chimpancé y piensa que es muy mono.

-Vaya…

-¿Qué pasa ahora?- Pregunta James.

-Puedes ser muy dulce cuando quieres…

-Me gustan los animales, ¿qué pasa?

Ojalá él fuera tan amable con ella. Se ruborizo al pensar semejante tontería.

Los días fueron pasando y se convirtieron en semanas…
Caperu venía siempre que podía y pronto se hizo casi tan habitual como James.
Más cosas sobre James... Descubrió muchas cosas sobre él que nunca se hubiera imaginado, como que quería hacerse veterinario o que era muy ecologista y estaba metido en una campaña para salvar al lobo negro de la extinción.

A Caperu le empezaba a gustar estar a su lado por muy osco que fuera.

Un día estando juntos se le ocurrió preguntarle:

-Um… dime, ¿A quién prefieres los perros o a mí?

-Los perros.- Respondió de inmediato.

El corazoncito de Caperu se le resquebrajo. -Al menos podías hacer como que te lo piensas. ¿Para ti soy menos que un perro?

-Puede… -se encogió de hombros.

Se le rompió el corazón aun más. ¡Me da igual! Pensó Caperu, Para mí no eres más que un estúpido.
También ocurrió algo increíble que demuestra la existencia de los milagros: hizo una amiga, Nikki, la recepcionista de la perrera, la única persona con suficiente paciencia para soportar a Caperu en este mundo y que después de esto tendría que ser beatificada como mínimo.

-Nikki…

-¿Sí? -¡¡Nikki, huye antes de que te empiece a preguntar por cuantos colores tiene el arco iris!!

-Me he estado fijando y nunca he visto por aquí a Lorem, ¿cuándo viene?

-Él no viene por aquí nunca, creo que odia los animales. Quizás por eso los mata.

Caperu sufrió un shock. ¿¡Qué no le gustaban los animales!? No tenía ni idea de aquello.

-Por eso es que James y él ya no se hablan, antes eran muy amigos, íntimos, pero, bueno, son cosas que pasan… -dijo dando un buen mordisco a su bocadillo de Pam Bimbo.

Ella pensaba que conocía a Lorem, pero en realidad no sabía nada.

Las semanas pasaron y reconvirtieron en meses…
El día del Festival De Disfraces del instituto. Los de su curso decidieron organizar actuaciones de teatro para los de parvulitos. Caperu se vistió de Caperucita, la originalidad de esta chica no da para más, oye.

James se viste de lobo y Lorem de Cazador (mejor de estos ni hablamos).
Quedaron los tres juntos en la puerta para ensayar sus diálogos.
De momento sólo estaban ella y Lorem. No sabía que decirle, ya no podía verlo con los mimos ojos.
Caperu vio a James acercándose. Las orejas y la cola parecían súper reales, pero en lo que la mitad de la escuela interesada en el género masculino se fijo fue en su atlético y estrecho tordo desnudo de piel dorada que se perdía bajo el pantalón, en su mirada seria y penetrante, en los labios irresistibles que te hacían soñar con besarlo… (mejor no sigo que no me quedan más cubos para las babas *¬*) Y así, de golpe y porrazo, Caperu se percato de que estaba enamorada de James (nadie se imagina de dónde le pudo venir la inspiración). Así que como es un poquito tonta, sale corriendo por mitad del bosque en busca de su espectro interior.

Ya era más de media noche y las estrellas alumbraban más que las farolas.
¿Pero qué me pasa?, Decía. No lo entiendo. Para mi James no es nada, ¡nada! ¿Y Loren? ¿Ya me he olvidado de Lorem? ¿Acaso mi amor por él vale tan poco?

Se arrebujó en su capa para protegerse del frío.

Estaba hecha un lío. Nada tenía sentido. Sentía como si su mundo estuviera patas arriba.

Llegó hasta una calle sin salida y se dio la vuelta para volver pero había tres hombres que le cortaban el paso.

-Ey, caperucita, ¿te has perdido? –le dijo uno de ellos.

-¿Eh? No, estoy bien –dios, eran imponentes, pensó Caperu.

-¿Seguro? –Se le acercaron unos pasos, ella retrocedió hasta dar con la pared-. Podríamos pasar un buen rato juntos…

-N…no, enserio, estoy bien, yo ya me tengo que ir. –le temblaban las piernas. ¡Por favor que alguien me ayude! Gritó para sus adentros.

Uno la cogió del brazo. ¡Va a hacerme algo, no son imaginaciones mías! pensó. Le arrancó la caperuza y la mitad del vestido.

-¡¡¡I----H!!! ¡¡¡Socorro!!!

-Cállate y no te pasará nada –dijo golpeándole la cara.

Se cayó de bruces. Caperu se había mordido la lengua y ahora tenía la boca llena de sangre. Estaba desorientada, todo le daba vueltas. ¿¡Por qué nadie me ayuda!? Decía una y otra vez

-Ayu…-comenzó a toser.- ayuda… -intentó gatear hasta la salida.

Le dieron una patada en el estómago.

-¡Cállate! ¡Ya te lo advertimos!

¡SOCORRO!

Le volvieron a agarrar del brazo pero ya no se pudieron resistir y le dieron un tirón a su sujetador que se rompió.
¡Me van a violar aquí mismo! ¡Me mataran! ¿¡Por qué me había alejado tanto yo sola!? ¿¡Por qué!?, Gritaba desesperada.

Ya no volvería a verle nunca más. No viviría para decirle que le quería. Lo siento, te quiero…

-…James.

Un lobo negro apareció en el callejón.

-¡Dejadla! –rugió dándole un puñetazo al que la sujetaba.

La soltó y cayó protegiéndose la cabeza con los brazos.
Oía ruidos de pelea pero no se atrevía a mirar.

El lobo estaba golpeando a uno de esos desgraciados en la espalda… ojala lo matase. Parecía que así iba a ser cuando los tres salieron corriendo.
El lobo se arrodilló a su lado y echó la caperuza sobre sus temblorosos hombros.

-Caperu, ¿estás bien? –dijo al borde de un ataque de histeria mientras la ayudaba a ponerme en pie.

Le temblaban las piernas así que se tiró a sus brazos y se apretujó contra su pecho. No podía parar las lágrimas, pero ahora de felicidad. ¡Había venido! ¡Estaba aquí!

-¿¡¡Te hicieron algo esos capullos!!? –La apartó sujetándola por los hombros para poder verla- ¿¡¡Estás herida?, porque iré y les…!!! –se le apagó la voz.

Caperu podía imaginar su aspecto: medio desvestida, con un ojo morado, manchada con su propia sangre y tierra y llena de arañazos. Por fortuna no se le había roto nada importante salvo mi vestido. Puedo sentirme afortunada, mi lobito me ha salvando, pensó la tonta de Caperu.

-Oh, James, por favor quédate a mi lado, no me dejes… nunca –dijo volviendo a meterse entre sus brazos- Creí que me matarían, que no podría volver a verte…

-¿A mí?

-Sí…

-Creía que me odiabas.- Dijo alucinado (no eres el único).

-¡No! Te amo, te quiero desde hace tiempo, siento haberme comportado así, yo…- Se confesó Caperu.

-¿Qué dices? Estás en estado de shock, no puedes hablar en serio, tú no…

-¡Es verdad, y no me importa que prefieras a cualquier otra antes que a mí, me da igual! –se te está proponiendo como amante de turno, James, yo que tú le haría firmar por escrito.

La tomó en brazos sin previo aviso y la besó. Caperu reaccionó rodeando su cuello con los brazos y besándole hasta quedarse sin aliento.
James se apartó unos centímetros de su boca para hablar:

-Mañana iremos al hospital y denunciaremos a esos desgraciados, hoy –La volvió a besar, esta vez más corto.- pienso devorarte.

Le mordió el cuello y Caperu se estremeció.

-Sí… por favor… mi lobito feroz.- Gimió feliz.

Y ahora sí que sí: ¡Pam Bimbo de paranoias por un tubo, esta cutre parodia se ha acabado!
¿Queréis saber lo que paso con todos estos frikis?

James y Caperu tuvieron dos hijos, mutaciones de ella, el lobo y un gen de chimpancé que aún no se ha investigado y del que no se tiene información. Los malvados pervertidos que intentaron violar a Caperu, están todos criando malvas en el cementerio de San José, el barrio de los gitanos, por atropellamiento de un camión de Scania, de esos que transportan ácido sulfúrico. Lorem resultó ser alcohólico desde los tres años, murió en el bosque disparándose a sí mismo con su escopeta para que no se le pasara el subidón, murió feliz y con la que el libro guiness de los record otorgó la “Sonrisa Más Estúpida del Mundo”. Su cuerpo fue devorado por los lobos negros. Cuando James les preguntó en lobuno por qué lo habían hecho estos sólo contestaron: “dulce venganza”. Nikki, la recepcionista, no sólo fue beatificada, sino que fue considerada santa por no sufrir un ataque de nervios en todos estos años que compartió con Caperu. Fundo una iglesia con representación mundial y más de mil doscientos millones de devotos.
Rabia, el perrito feliz, también fundo una iglesia y gano gran popularidad (+ 2.345.009.045 amigos en facebook) por casi lograr salvar al mundo de Caperu. Los últimos datos que se tienen de la Abuela fue un avistamiento suyo en un tiroteo entre la policía y la mafia en un intercambio de droga escondida en paquetes de Pam Bimbo en México.

Y como toda historia de Disney, Caperu y el lobo se fueron a comer bocadillos de Pam y Bimbo.

jueves, 1 de julio de 2010

1. La Bella Durmiente (Cuentos Remasterizados)

Ya todos conocemos el cuento de La Bella Durmiente. Todos sabemos que trata sobre la princesa que al pincharse con una aguja que le da una malvada bruja cae en un sueño del que solo un príncipe podrá despertarla, que todo su reino queda sumido en un mismo sueño, que el príncipe tiene que llegar hasta ella sorteando terribles dificultades y tal y cual y esto y aquello y lo de más allá. Muy bien, ahora sabréis la verdadera historia:

En un reino del quinto pino, vivía una gente cuya única razón de vivir era la fiesta. Todos los días era fiesta de la bebida y cuando no, lo era de la droga. Las flores de los jarrones se marchitaban porque se bebían su agua y si las calles estaban limpias es porque se esnifaban hasta el polvo.

La reina se quedó preñada, no sé sabe muy bien de quién, y tuvo un descendiente para el trono. Fue una preciosa niñita a la que le chiflaba inyectarse sustancias en vena y los colores de colorines, valga la redundancia, a la que llamaron Beylis. En un principio pensaron en llamarla Bella, pero ¿qué hay más bello en el mundo que el Beylis con hachís? Además se cuenta que durante las complicaciones del parto, la reina solo pudo soportarlo bebiendo este milagroso licor hasta perder la conciencia, lo malo es que los médicos también bebieron y se les cayó la niña al suelo de cabeza…

Los años fueron pasando y la niña con nombre de licor creció. Llegó el día de la Cogorza, su día mayor en el que se celebraba tanto la droga como la bebida y que duraba toda una semana, más todo un mes para recuperarse.

Todo el pueblo era feliz y la fiesta comenzó.

Cuando en palacio empezaron a quedarse sin drogas para vena, la joven Beylis fue hasta la más alta torre en busca de algo de droga y de paso quedarse con un poquito más para ella.

Allí se encontró con una extraña mujer comiendo Pam Bimbo que le ofreció una jeringa. En un principio pensó que venía a quitarle su preciada droga y la atacó con una silla estilo jaula de hierro.
La mujer tuvo que explicarle como siete u ocho veces que ella no era una ladrona, sino traficante.

-Mira, tengo algo que no encontrarás en ningún otro sitio y que nadie te permitirá probar jamás –dijo sacando la jeringuilla más hermosísima que jamás hubiera visto, con manchitas rojas y verdes y que olía igualito que los huevos negros que preparaba su abuela. Beylis tocó aquella maravilla que le ofrecía, era áspera y las partes rojas se desprendían en sus dedos.

-¿Cómo hicisteis para conseguir tal textura? –preguntó anonadada.

-Oh, es que es de acero oxidado, un material único que nunca encontraras en una jeringuilla –te creemos, no hace falta que lo jures-. Pero no todo se debe a los materiales, sino también por su preparación, la deje dos meses en un pantano para que se pusiera bien, bien.

-¿Y es segura?

-Por supuesto, ha sido probada por 50 personas antes de usted y ninguno se ha quejado en vida, no podía arriesgarme a que no le funcionara.

Las palabras de la vieja fueron más que suficiente. Se clavó la aguja con todas sus fuerzas y… y… La vista empezó a nublársele, cayó al suelo drogada con la sonrisa más tonta del universo en la cara.

La vieja se marchó.

Beylis estaba en competo éxtasis, pero la cosa no le fue muy bien, a las pocas horas la terrible infección de estreptococos se extendió por todo su cuerpo y entró en coma.
La fiesta siguió sin descanso dos días más hasta que todos los presentes cayeron borrachos a más no poder.

Como los jardineros estaban en estasis o borrachos pronto creció un espeso matorral de espino alrededor del castillo.

Todos siguieron dormidos o en coma durante mucho tiempo hasta que un día…

Vino un hombre que atravesó el espino y lo más peligroso de todo, el mar de vómitos (puag, que asco, necesitare terapia después de esta imagen). También tuvo que enfrentarse a las Tortugas Carnívoras que anidaban en los jardines y que por poquito le quitan tres dedos de una mano. Atravesó con éxito y dos costillas menos, El Pasillo de Suelos Recién Fregados. Pudo pasar dormido y descalzo sin que ni un solo mueble atacará sus desprotegidos pies. Subió las peligrosísimas Escaleras Desvencijadas, que se caen a trozos de lo viejas que están. Logró que las frutas no se echaran a perder al cavo de 4 semanas al sol. También que las tostadas no caigan para el lado de la mermelada y que las cosas que suben no vuelvan a bajar. Escupió al viento y no se lo devolvió. Consiguió que los sándwiches no se quedarán pegados en la sandwichera y que además ¡tuvieran estampada la cara de Chuck Norris! Aquel hombre no era un cualquiera sino ¡el inventor de la vacuna contra los estreptococos!

Curó a la princesa y puso en un programa de desintoxicación a toda la ciudad. Los fabricantes de productos contra la adicción se forraron y el médico se casó con la princesa y la utilizó como conejillo de indias para sus vacunas.

Y vivieron felices y bebieron Beylis!

COMIENZA!!!!!

AJAJAJXD
Heey!
Que tal vais, cotillas?
Bueno, pues hoy, oficialmente (despues de media vida...xD) INAUGURO EL BLOG DE PAM Y BIMBO!!!!
Ah!
Por cierto, yo soy Claudia (Bimbo). Pam... bueno, se podria decir que Pam no controla muy bien eso de los blogs --> NEGADA<-- por lo que esto lo voy a llevar yo seguramente.xD
ajaja!
La primera etapa de este blog se va a basar en los CUENTOS!!
Si, como lo leeis, empezaremos remasterizando unos cuantos CUENTOS *si, me gusta la palabra, EN EFECTO* tipicos de Disney.^^
Y direis... Al manicomio.xD
Pues no!
Aseguramos una risita *aunque sea pequeñita* Y esperamos vuestros comentarios!!!!=)
ENCONTRAD LA PALABRA : Pam Bimbo!!^^